Este año en las visitas guiadas a las Galerías Punta Begoña estrenamos un nuevo formato: al recorrido guiado le hemos sumado exposiciones diferentes todos los meses para trasladar los avances del proyecto.
En abril la exposición es sobre el acantilado tipo flysch en el que se asientan las galerías y el modo en el que interactúa con el edificio. ¿Se mueve realmente el acantilado? ¿Afectan sus movimientos a la estabilidad de las galerías? Estas son solo algunas de las preguntas a las que se da respuesta durante las visitas guiadas de abril.
Para ello, durante la visita se explica la importancia de los materiales geológicos sobre los que se construyen los edificios, dado que pueden tener comportamientos muy distintos. El estudio de estos materiales –rocas, suelos arcillosos o arena- en laboratorio es fundamental para evitar problemas de cimentación. Cuando los materiales geológicos no son suficientemente competentes para apoyar directamente los edificios se recurre a cimentaciones más ingeniosas.
En la construcción del Puente de Bizkaia, por ejemplo, la roca en superficie en la margen de Portugalete permitió cimentar directamente la torre de ese lado. En cambio, en la orilla de Getxo el terreno arenoso -de ahí el nombre de Las Arenas- aconsejó hacer pilotes en el subsuelo sobre los que se apoya la torre de este margen. Las Galerías Punta Begoña, por su parte, están construidas sobre materiales rocosos flyschoides de distinta resistencia que está siendo valorada a partir de testigos (trozos de roca) tomados en los sondeos realizados.
¿Se mueve el acantilado?
Otro de los aspectos más singulares de las Galerías Punta Begoña es su construcción directa sobre un acantilado de fuerte pendiente. Aunque los acantilados costeros están formados normalmente por materiales rocosos resistentes, tienen una evolución en el tiempo que debe ser controlada. El reciente colapso de la Ventana Azul en la costa de Malta es un perfecto ejemplo de la temporalidad de estas formas de paisaje. Era un enorme arco de roca natural, célebre por su aparición en la serie Juego de Tronos, que se ha desplomado por la acción del oleaje.
Uno de los instrumentos que se utilizan para controlar la estabilidad de los acantilados es el inclinómetro o sondeo inclinométrico, que permite a los geólogos medir los desplazamientos horizontales en taludes y terrenos inestables. En el caso de Punta Begoña, las deformaciones en los tabiques en la galería norte aconsejaron establecer un programa de control de movimientos. Para ello se realizó un sondeo vertical (una perforación) en la campa superior. Aunque los resultados de las mediciones efectuadas hasta la fecha no muestran movimientos significativos, se sigue midiendo.
Las mediciones de los inclinómetros se complementan con las de los extensómetros, que en este caso miden movimientos entre un punto de control y uno o más puntos fijos en el interior del terreno. En Punta Begoña hemos instalado tres extensómetros para determinar posibles movimientos en la base del edificio. El primero debajo del salón principal, por ser un lugar de uso habitual cuya estabilidad queremos controlar y los otros dos en la galería sur, en zonas con roturas locales en muros y elementos estructurales.
Los resultados de las mediciones nos indican que hay ligeros movimientos en el acantilado, relacionados con la entrada de agua en episodios de lluvias intensas. Todo ello nos permite valorar la estabilidad general del acantilado como buena. En cuanto a las roturas detectadas, son de carácter local. Esto supone que las intervenciones a realizar serán puntuales y acotadas, lo que nos permitirá poner en marcha actuaciones más respetuosas con este patrimonio y su entorno.
¿Qué edad tienen las rocas que forman el acantilado?
Otra de las investigaciones que estamos desarrollando en relación al acantilado es establecer qué edad tienen las diferentes capas de roca que lo forman. Esta datación es importante en el caso de Punta Begoña debido al periodo de tiempo que abarcan, ya que en esta zona hay rocas del periodo Cretácico -cuando los dinosaurios habitaban la Tierra- y del Paleógeno -materiales depositados después de su extinción masiva-.
Para datar las rocas se realiza un estudio de los microfósiles que se preservan en ellas, dado que la asociación de determinadas especies de fósiles permite establecer la edad del material estudiado. En Punta Begoña se han reconocido materiales del Cretácico, con fósiles de Globotruncanita sp. como representantes de esta época, y del Paleógeno, con ejemplares de Subbotina sp.
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