Lo que hoy resta del antiguo jardín de la casa Echevarrieta no es sino una parte de aquella finca de 13.000 metros cuadrados que su promotor fue componiendo hasta dar forma a su propiedad en Getxo.
Terrazas, caminos, cocheras, invernaderos, corrales, aperos, huertas, tamarindos y hasta una pista de tenis colmaban este lugar de actividad lúdica y doméstica hace cien años.
En los 4.650 metros cuadrados de los que podemos disfrutar hoy, poco a poco, se recuperan aquellos miradores y recorridos, pero, sobre todo, se van sacando a la luz esos otros usos que, antes que aquel, se sucedieron en Punta Begoña durante siglos. Bajo nuestros pies y ante este paisaje, el otrora fuerte de Begoña, el lazareto de Bilbao o el yacimiento neolítico del Abra conviven entre las persistencias del jardín burgués.