La terraza vigía

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Cuentan que, cuando Horacio Echevarrieta veía llegar sus barcos desde esta terraza, llamaba a la tripulación para hacerse venir a buscar y embarcar. Cuentan también que, al llegar a puerto tras un largo viaje, pedía iluminar Punta Begoña como un faro que anunciaba el hogar.

Los 565 metros cuadrados de esta pieza invitan al sosiego y al deambular entre las plantas exóticas que aún pueblan sus parterres, pero con la vista puesta en los referentes de un entorno que controlar: en la otra margen, el puerto de Bilbao, los poblados mineros en La Reineta y el monte Serantes; en esta, las villas de Las Arenas, el puerto deportivo y el contramuelle de Algorta con su terminal internacional; y, para unir ambas, a apenas dos pasos, el puente Bizkaia, patrimonio de la Humanidad.

@PuntaBegoña
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