Madrid se convierte, con Fitur, durante los días finales de enero en una auténtica Torre de Babel, en un mercado frenético en el que los lugares más recónditos del mundo pugnan por resultar atractivos y ganarse el favor de  profesionales del sector y potenciales turistas.

Resulta complicado destacar en esta vorágine, pero en los últimos años, Euskadi, Bizkaia, y progresivamente Getxo, han generado un poderoso foco de interés en base a un propuesta sostenible de naturaleza, cultura y gastronomía. También ofreciendo una mirada singular, innovadora y abierta del patrimonio cultural, permitiendo conocerlo y vivirlo.

Experiencias como la Catedral Vieja de Vitoria-Gasteiz, Salinas de Añana y ahora Punta Begoña permiten acercarse a nuestros patrimonios, conocerlos y ser parte de los mismos.

La restauración abierta de Punta Begoña ha sido reconocida en poco tiempo como recurso turístico estratégico de Bizkaia, modelo de buenas prácticas de turismo en Euskadi o ejemplo de turismo ético y sostenible.

Se trata de un proyecto social y cultural en el que el turismo es una consecuencia de la generación de un espacio habitable y sostenible al servicio de la gente. Y por su singularidad y la participación ciudadana aporta un destacado e incuestionable interés a la propuesta turística de Euskadi.